En los institutos no hay control sobre el alumnado. Desmontando mitos sobre la enseñanza pública #1

2013-06-16 10.32.03Esta es una de las primeras frases que se comentan cuando llega la hora de que nuestro retoño pase a secundaria.»Es que en el colegio estan muy controladitos, pero en el instituto… » ¿De verdad la gente piensa que los institutos son como una jungla? ¿Esa es la idea que bulle en nuestras cabezas?
He de recordar a todos que, desde el advenimiento de la LOGSE, ( y esto fue a principios de los 90 ) cuando se introdujo la obligatoriedad de escolarización hasta los dieciséis años, los institutos de enseñanza secundaria , a los que empezaron a acudir alumnos de 12 años, tienen una estricta normativa en cuanto al seguimiento de los alumnos , y donde a rajatabla se persigue el absentismo y la actividad de los alumnos durante su estancia en el centro. Donde el contacto con los padres y madres es continuo y regular. De hecho, lo que el profesorado con antigüedad suficiente comenta , es que los institutos se «egebeizaron» adoptando el modo de control colegial. No, no son » la-casa-de-tócame-roque». Son centros educativos de enseñanza obligatoria, funcionando como tal hasta el ciclo que no lo es, el bachillerato, donde el seguimiento del alumno es total y ha de aceptar las normas del centro como cualquier otro alumno de nivel inferior.

Quizá mucha gente recuerde cuando el BUP no era obligatorio, y a los 14 años ya estaban estudiando bachillerato, en aquella época de transición no sólo política, sino de modo de vida;aquella época en la que los institutos- más que algunas universidades- eran lugar de debate, de reflexión, donde se consideraba a los alumnos parte del cambio y se les trataba como adultos.Y nuestros padres no pisaban por alli. Eso ya pasó. Pero pasó del todo. Tanto, que muchos de mis compañeros y compañeras ni siquieran recuerdan esa antigüalla del BUP, y «alucinan» cuando oyen a alguien expresando este miedo a la falta de control.
La aparición del primer ciclo de ESO y las circunstancias y cambios que como sociedad vamos viviendo han llevado a nuestra profesión a abarcar todo tipo de campos, y desde hace ya tiempo hemos integrado en nuestra actividad cotidiana actividades tales como reunirnos periódicamente con padres y madres, tanto en grupo como individualmente varias veces al año, revisar trabajo de casa alumno por alumno y día tras día,observar comportamientos tanto dentro como fuera del aula (incluidos recreos)… en definitiva, un control que se ejerce constante y diariamente. Cualquiera que quiera saber algo sobre un alumno concreto, no tiene más que acudir a los jefes de estudios,que realizan un trabajo exhaustivo sobre el alumnado, o al profesor mediador, atento a cuaquier atisbo de dificultad o de conflicto, o al departamento de orientación, que evalúa y trata las dificultades de los alumnos o aconseja sobre dudas académicas o incluso personales , o al tutor, que tiene una relación estrecha y cercana con sus tutorandos y organiza el contacto entre profesores y familias.
Asi pues, podemos concluir que la falta de control en los institutos es un mito. Y , como todos los mitos , bastante alejado de la realidad. Por eso son mitos ¿no?

Serie – Desmontando mitos sobre la educación pública #0

Serie – Desmontando mitos sobre la educación pública #0

           Aparte de ser profesora de secundaria en la enseñanza pública desde hace ahora 25 años (escalofríos me dan) también soy madre. Recuerdo los momentos decisivos en los que una familia tiene que elegir dónde escolarizar a sus hijos, esa decisión tan vital , esa decision que va a marcar la trayectoria educativa de nuestros hijos en gran manera. Reconociendo que desde dentro, desde el mundo de la enseñanza, uno se plantea distintas opciones, ¡cómo no lo van a hacer las familias que no tienen ninguna  relación con el mundo educativo en su entorno adulto !. Las charlas fueron interminables con amigos con hijos de la misma  edad que los míos, y las decisiones se tomaron en distintas direcciones , teniendo en cuenta que las opciones de enseñanza obligatoria en la localidad donde vivo son solo dos : o educación pública o educación concertada. No hay opción de enseñanza privada. Aun así, hay distintos colegios entre las dos opciones, y las distancias no son grandes, con lo cual para muchas familias supone un verdadero quebradero de cabeza la elección de centro. Porque , además, todos son elegibles por todos . Y la gente habla, y habla y habla… y,  tiene percepciones de su propia experiencia como estudiantes, de su entorno social, de lo que le han contado , de lo que le dicen que le han dicho que aquí o allí hacen o deshacen….

             Y siguen pasando los años , y sigues oyendo las mismas conversaciones entre los nuevos padres y madres, año tras año…

             En estos 25 años en la enseñanza he visto de todo, pero nada tan curioso como las creencias -y digo creencias a propósito, por lo que tienen de opinion personal  con poca o ninguna base racional – que mucha gente tiene sobre la enseñanza pública. Paradójicamente, gente que ha tenido poca o ninguna relación con la enseñanza pública. Y me gustaría  desmontar alguno de esos mitos, como se hace en las revistas con esas listas de «las 10 mentiras sobre las dietas proteínicas» o «los mitos sobre el contagio de la gripe» por poner algun ejemplo.

            Ah, se me olvidaba decir que mis hijas estudian en la pública.

 

 

Expectativas

Rear view of class raising hands

Cuando el comienzo de curso nos da un respiro, y todo parece estar en marcha, uno se da cuenta de que puede parase a reflexionar en algunos aspectos que nos rondan por la cabeza y aun no hemos tenido tiempo para plasmar por escrito. Uno de estos aspecto es las expectativas, lo que esperamos de este nuevo curso. Ahí es donde padres y profesores tenemos que tener los mismos objetivos. Si estos no coinciden tenemos un problema, como decía aquel astronauta del Apolo XIII .

¿Y dónde pueden diferir esas expectativas? Si nos dejáramos guiar por un idealismo furibundo, no deberían diferir en nada. Todos queremos el éxito de nuestro vástagos, de nuestros alumnos. Pero, ¿Cómo definimos ese éxito? ¿En que consiste? ¿Queremos que apueben o que aprendan? Está claro que no siempre coincide el pasar un límite, conseguir un mínimo, con la interiorización de unos conocimientos o la comprension de los mismos.
Esto me trae a la memoria a mi profesor de autoescuela cuando me decía ¿Tu qué quieres? ¿Aprender a conducir o a aprobar el examen?
¿Que queremos? ¿Lo tenemos claro?

De Fiestas Patronales y Principio de Curso en Aranda de Duero

 

Principio de curso Cañonazo

“Hoy, dia 8 de Septiembre comienzan las fiestas patronales de mi villa Aranda de Duero. La tradición manda que estas fiestas comiencen alrededor del primer domingo despues del 8 , día de la Virgen de las Viñas. Este año ha querido el calendario, pues , que empiecen pronto, porque si miramos hacia adelante , en el 2013 empezarán  ,nada más y nada menos , que el 15 de Septiembre”.
 

Así comenzaba un post que escribí el año pasado y no llegué a publicar.Hoy he decidido hacerlo, pues creo que refleja reflexiones que se pueden aplicar todos los años,particularmente más en este 2013 como ya preveía en el verano anterior.

 

Los tiempos han ido acercando el comienzo del curso en las enseñanzas medias a las mismas fechas, lo cual como profesora y madre me preocupa. ¿Por qué? Porque el sentido común me dice que son dos situaciones totalmente antagónicas que se producen a la vez. Esta semana se mezcla la  compra de material escolar, el forro de libros, la expectación hacia el nuevo curso con los petos, las merendolas y la algarabía  permitida en la que el adolescente busca su sitio entre botellón y cachondeo general, tra un largo verano que en cualquier parte del país se da ya por finalizado.

A mí no me parece buena mezcla. En una edad tan problemática en la que las personas necesitamos mucha guía y buscamos nuestra identidad, se produce una dicotomía que no permite que el adolescente se centre en lo que ahora mismo le es más importante : su propia formación.
No estoy en contra de las fiestas, ni mucho menos, creo que son tradiciones a mantener, pero sí estoy totalmente en contra de la fecha , que no deja que personas en pleno proceso de formación aprendan a valorar lo que es más importante para ellos , y más en estos tiempos : su futuro. Más de uno ya se descuelga de sus estudios en estos primeros días y no es capaz de retomarlos. No soy psicóloga, pero sí tengo muchos años de experiencia en la enseñanza, y creo que el ambiente alrededor del estudiante es FUNDAMENTAL para un buen comienzo. Y en Aranda de Duero, hoy por hoy, se convierte en una tarea doblemente difícil. ¿No podrían adelantarse las fechas un poco?
Recuerdo a mis posibles lectores un pequeño ejemplo. SAN FERMIN en realidad es en NOVIEMBRE , y hace ya muchos años se cambió a JULIO por mor de turistas y tiempo atmosférico. Ni yo ni nadie  ha  percibido el enfado  del Santo y creo que aqui tampoco pasaría nada si se cambiaran las fechas  pensando en el futuro de nuestra gente joven.

¿Profesores o Jueces?

Siempre que llega el fin de curso ser tutor de Segundo curso de Bachillerato conlleva una sobredosis de sentimientos encontrados : la inmensa alegría por los alumnos que titulan con éxito , y la tristeza por los que no lo consiguen. Ha sido, es, y será siempre así. Pero aun así sigue siendo especialmente duro ver cómo intentar ser totalmente justo es auténticamente imposible. No porque no se intente, sino porque, a mi modo de ver, no todo el profesorado tiene el mismo concepto sobre la justicia educativa. Muchos profesores consideran justa la obtención de una nota , de un número , como la linea que se ha de pasar para aprobar su asignatura, independientemente de otros factores, que, sin embargo, otros profesores sí consideran evaluables a la hora de poner su nota final. Me refiero a factores como esfuerzo, situación personal y familiar, motivos de salud entre otros.

Llega la última evaluación de 2º de Bachillerato.Todos tenemos que poner un número en la casilla de la nota. Un número que engloba todo el trabajo de un curso escolar. Y , de repente , ente todos lo números recibidos por algunos alumnos, aparece un 4 . Un único 4. No un 1 o un 2 de alguien que ha abandonado una asignatura. No. Un 4. Todo el mundo mira al profesor que ha pronunciado la palabra. Al compañero le empiezan a sudar las manos, carraspea, el tutor dice » Si te parece… lo dejamos para el final» . Llega el final . Se vuelve al alumno en cuestion. Y ¿qué ? Ahora, ocurra lo que ocurra, la tensión se masca en el ambiente. Puede que el alumno ascienda la escalera al 5 y el profesor acabe aprobando a todos los redondeados cuatros, y cuestionándose su profesionalidad. Al mismo tiempo, puede que ese alumno vaya a selectividad. Y que la pase.Por otro lado, puede que el profesor se mantenga en su meditada nota- incluso a pesar de la posible presión de la junta evaluadora -y que el alumno no vaya a selectividad en Junio, con lo que ello supone a la hora de entrar en la carrera requerida.¿ Y si ese alumno no necesita , precisamente, conocimientos exhaustivos en esa materia para realizar los anhelados estudios superiores?
¿ Cuál es la decision acertada?
¿ Qué ha de hacer el profesor tutor en estos casos?

Y así nos enfrentamos a la pregunta que me hago en el título…¿En qué consiste nuestro trabajo en bachillerato? Cada uno de nosotros impartimos una asignatura . ¿ Sólo pensamos en nuestra asignatura a la hora de valorar la promoción final o evaluamos globalmente al alumno?
Aquí me gustaría a mi ver a Salomón…

¿ Ratio? ¿Qué Ratio?

Concierto

           Hace unos meses, cuando empezaron a saltar por los aires las condiciones de trabajo en la educación y con el pretexto de ahorrar -para el déficit- se empezaron a aprobar medidas sin freno, una de ellas fue la de “el aumento de la ratio de alumnos por aula” . Todos nos echamos las manos a la cabeza, cuando vimos que las aulas se nos iban a ir llenando cada vez más y que esta contingencia se sumaría a las tantas vicisitudes y obstáculos que poco a poco vamos encontrando a la hora de trabajar con nuestros alumnos.
            Cuál no sería mi sorpresa cuando, un día , hará unas dos semanas , el tutor de uno de mis grupos y profesor de música me comenta : ” La Junta ( de Castilla y León) nos invita a llevar a los alumnos de 3º de la ESO a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid. Nos han pedido que  vayamos 1 PROFESOR POR CADA QUINCE ALUMNOS . ¿Puedes venir ? “
              Supongo que compartiréis mi estupor. ¿ De modo que, para dar clase , enseñar una materia, atender las necesidades individuales de aprendizaje, mantener la concentración y el orden, y todo lo demás que se nos ocurra, vale 1 profesor para cada 30/35 alumnos ,clase tras clase,  y para sentarse a disfrutar de un concierto durante una hora, sentaditos en un magnífico auditorio necesitamos un VIGILANTE para cada 15? ¿ ¿Acaso para que no estropeen el precioso mobiliario? ¿ O los adolescentes son una plaga que hay que controlar más fuera de su centro escolar? o ¿ Queremos quedar bien cara a la galería? ¿Qué nos induce a pensar esta situación absolutamente contradictoria? No es difícil sacar conclusiones.
       Por supuesto, fuí con mi compañero ( y otros 4 más ). Los “adolescentes” se portaron MARAVILLOSAMENTE, todos disfrutamos del concierto, y volvimos soñando en que quizá , algun día, los alumnos  pueda disfrutar de  entornos como ese magnífico auditorio, atendidos en ratio 1 /15, con paredes de pintura al  estuco y suelos de madera,  no sólo durante una hora, sino durante todo su desarrollo escolar.
Por soñar….que no quede.